El poder regulador de las caricias: cuando el cuerpo, la mente y el alma se encuentran
- Eli

- 10 sept
- 2 Min. de lectura
Hace poco vi un video de la doctora Nazareth Castellanos que me tocó profundamente. Hablaba sobre las caricias, sobre la importancia del tacto y de cómo nuestros sentidos —el tacto, la respiración, el olfato, la vista— tienen un papel fundamental en la regulación de nuestro sistema nervioso.
No podemos olvidar que cuerpo, cerebro, alma y mente no son entidades separadas. Son parte de un mismo equipo: nuestro ser. Somos una unidad compleja, rica y profundamente humana. La neurociencia no deja de confirmarlo: lo que ocurre fuera de nosotros impacta lo que ocurre dentro, y viceversa.
El tacto: una herramienta simple y poderosa
A medida que avanzamos en la comprensión del sistema nervioso y de cómo nuestros sentidos interactúan con él, también evolucionamos en el ámbito terapéutico. Estas investigaciones están aportando herramientas cada vez más eficaces para ayudarnos a salir de los estados de lucha, huida o colapso —y acceder a estados más regulados, más seguros, más ventrales.
Una de estas herramientas, sorprendentemente sencilla y profundamente poderosa, son las caricias conscientes. Tal y como explica la doctora Nazareth, acariciar nuestra piel con ternura y conciencia, o acariciar a otros con amor y presencia, ayuda a regular nuestro sistema nervioso. Nos conecta con el momento presente, con la seguridad, con el afecto. Nos lleva suavemente hacia la zona vagal ventral, donde podemos respirar, sentir y estar en calma.
La respiración: nuestro ancla constante
La respiración es otra de esas vías reguladoras maravillosas. Es nuestro ancla, nuestra base, disponible las 24 horas del día.
A través de una respiración consciente, podemos relajar nuestro cuerpo en momentos de tensión, acceder al sistema nervioso y facilitar un estado de equilibrio. Cuando el cuerpo se calma, la mente también lo hace. Respirar con atención no solo nos regula: también mejora nuestra capacidad de memorizar, de estar presentes, de conectar.
El poder sutil del olfato y la vista
No olvidemos el olfato y la vista, sentidos que también pueden actuar como aliados reguladores. Un aroma agradable, una imagen que inspire paz, colores que inviten a la serenidad… son herramientas sutiles, pero poderosas, para aumentar nuestras endorfinas de forma natural y sentirnos mejor.
Escuchar la sabiduría del cuerpo
Nuestro cuerpo guarda una sabiduría inmensa. Escucharlo, tocarlo con ternura, respirarlo con conciencia, es un acto de cuidado y de conexión profunda con lo que somos.
En ese espacio de autorregulación, nace también el potencial para sanar, para transformar y para vivir con mayor plenitud.
🎥 Aquí puedes ver el video completo de la doctora Nazareth Castellanos: Ver en YouTube
Cuando necesitas apoyo extra
A veces, incluso con estas prácticas, autorregularnos no resulta fácil —sobre todo cuando cargamos con estrés, ansiedad o experiencias difíciles del pasado. En esos momentos, la ayuda profesional puede marcar la diferencia.
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